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Primer capítulo

Sub-Capítulo 1: El sueño[]

-Saludos. Yo vine para darte una advertencia. Este mundo es completamente hostil y salvaje, y si tienen la oportunidad de matarte, no solo lo harán sin dudarlo 2 veces, sino que harán todo lo posible para que tengas la peor de las muertes. Y no creas que solo hablo de monstruos ¿eh? Hablo de TODO en este vasto universo. Plantas, árboles, animales, y porqué no, humanos.

-Sirela no es tu amiga, cuándo menos lo esperes, te atacará por la espalda y te hundirá su espada en tu corazón. Ella ha actuado bastante bien esa historia "Triste", porque la realidad es que ella misma mató a su familia, uno por uno, y digamos que no sintió demasiada pena al disparar. Lo disfrutó, y mucho.

-Te doy esta advertencia: Mátala, antes de ella lo haga, y has lo mismo con cualquier cosa que veas: Plantas, árboles, animales, monstruos y humanos. No tengas piedad de nadie, porque eso es de débiles y en la cadena alimenticia, el más débil es devorado. Quedas advertido... -Menciona un nombre incompresible, mientras se desvanece lentamente en el vacío.

Mientras la entidad se retiraba, el sol se iba alzando en el horizonte. Sirela estaba en la cocina, preparando el desayuno. "Simmerut" lentamente abría los ojos, volviendo a ver de vuelta el mundo a su alrededor. Tenía una migraña bastante fuerte, pero por suerte la luz no estaba prendida. Se levantó y fue al baño para lavarse la cara. Después salió de su habitación y la puerta chilló tan fuerte que Sirela supo con exactitud el momento que "Simmerut" decidió ir hasta la cocina.

Sub-Capítulo 2: Mañana incómoda[]

Sirela dejó un plato de huevos fritos y un vaso de leche en la mesa redonda, de una manera muy cariñosa.

-¿Dormiste bien? -Preguntó de manera amable.

-Si. He dormido bastante bien.

-Que bien. He cocinado esto para ti como desayuno -Sirela hizo una breve pausa -Hace mucho que no hago un desayuno para otros. Antes yo ayudaba a mi madre en la cocina y algunas veces cocinaba para mis hermanos unos huevos fritos... Pero desde aquel día concebía al desayuno y a todo lo que tenía que ver con los alimentos como algo solamente para sobrevivir. Ahora vuelvo a sentir que prepararte el desayuno es como una forma de expresar cariño, como si preparando el desayuno... Los regresara a la vida por unos momentos.

Luego empezó a reír de manera bastante singular e inesperada, pero con una voz dulce y cariñosa.

-Dios, seguro tienes hambre. No te aburras con mi discurso y come.

"Simmerut" miró de reojo su plato de comida y su vaso de leche. Después, miró directamente a los ojos de Sirela.

-Vamos, come.

"Simmerut" quería decirle sobre su sueño, pero no sabía cómo. Su corazón empezó a acelerar, su respiración era completamente irregular. Estaba muy nervioso y Sirela decidió sentarse a su lado.

-¿Que te pasa Simme? Cuéntame.

-Sire... -"Simmerut" tragó saliva -Hoy tuve un sueño. Había un bicho raro, de color rojo. Me dijo cosas espantosas, pero lo peor de todo es que... -Respira hondamente -Me dijo que tu los mataste. Dijo que lo habías disfrutado, y que inventaste esa historia solo para hacerme lo mismo...

Su expresión cambió dramáticamente. Sirela se levantó de la mesa y se fue hasta la mesada. Luego, empezó a llorar. "Simmerut" fue con ella a consolarla, pero lo rechazó. Al rato, ella comenzó a hablar.

-Cuándo pasó lo que pasó, decidí que tenía que hacer lo posible para preservar la memoria de todos ellos. No podía dejar sus cuerpos tirados, tenía que enterrarlos, como corresponde. Los alcé, uno por uno, hasta llevarlos al patio. Estuve horas cavando para que tuvieran el respeto que se merecen, aún más horas haciendo las lápidas. Sin embargo, todo fue en vano. La peor abominación que había visto en mi vida se los había devorado, y cómo si fuera poco, hizo un gesto similar al que hacen los perros con sus dueños, como si me tuviese cariño.

-Yo no soporte más con la rabia, estaba impotente. Agarré una piedra que encontré y empecé a golpearle. Estuve un largo rato luchando, hasta que la criatura finalmente murió. Pero había muchas más, y seguramente querían vengar la muerte de su camarada, porque comenzaron a perseguirme. Yo por suerte, cerré puertas y ventanas con trabas.

-Estuve varios días así, atrapada entre monstruosidades inimaginables. Tenía miedo, y pensaba que moriría de hambre si seguía así, por lo que me decidí. Agarré varios cuchillo de la cocina, y abrí la puerta. Empecé a lanzar los cuchillos por todos lados, con la esperanza de matar la gran mayoría de las abominaciones que rodaban el lugar.

-Fue una larga noche, pero finalmente pude terminar con todos ellos. En ese momento pensé que sería mejor aprender a sobrevivir por mi cuenta, por lo que aprendí a hacer mis propias armas, con lo que encontraba, y aprendí los patrones de ataques de todos los monstruos de aquí. Mas no creas que disfruto haciéndolo. Solo es que... No conozco otra forma de defenderme. La violencia genera más violencia.

-Yo no los he matado, Simme. Fueron las alucinaciones de mi madre, fueron las voces que le hablaban. Fue ese tal "Mamlu". Si existiera, no dudaría en blandir mi espada y partirlo a la mitad. Ahora, come tu desayuno antes de que se eche a perder. Luego tendrás tu entrenamiento.

Sirela se retira de la cocina. El joven se vuelve a sentar en su asiento, para comenzar a comer el huevo frito. El sabor del mismo era un poco salado, pero a pesar de eso le gusta al muchacho. Sin embargo, no podía contener la pena que sentía hacia ella.

Sub-Capítulo 3: La realidad vs Fantasía.[]

Al termina de comer, él se levantó lentamente de su silla, dirigiéndose hacia el patio donde la joven guerrera estaba. En el preciso instante que estaba por subir la escalera, una voz angelical habló a sus espaldas.

-Oye.

-¿Quién dijo eso?

-Yo, aquí, en la cocina.

-¿Sirela?

-No. Ven aquí para que hablemos frente a frente.

"Simmerut" tenía algo de miedo, pero tomó la decisión de ir de vuelta hacia la cocina. Una vez allí, pudo divisar una entidad color blanco.

-Mi nombre es Desu. Yo soy la representación de las almas de todas los seres vivos que existen.

-Pero... ¿Tu no eres una simple y vulgar alucinación de una mujer ya difunta? ¿Será que yo también me estoy volviendo demente?

-Sirela cree que nosotros no existimos, pero eso es mentira. Nosotros tenemos materia física suficiente para que los humanos puedan interactuar con nosotros.

-¿Qué haces aquí?

-Mamlu intenta convencerte de que mates a Sirela. Solo vengo a decirte que hagas lo que hagas, no le hagas daño a nadie o a nada que se te interponga. Sólo no los lastimes, ¿Bien?.

-Está bien - Dijo él algo confundido.

-Mira, toma esto. Te va a servir.

Desu le lanza una una pistola y unos dardos.

-Son dardos tranquilizantes. Trata de tener buena puntería y no los malgastes, ¿Si?

-Está bien, los cuidaré.

La figura se desvanece en un humo que parece haber sido creado por sí mismo. El joven guarda la pistola en su bolsillo y vuelve hacia las escaleras en dirección al jardín para comenzar su entrenamiento.

Sub-Capítulo 4: El entrenamiento.[]

El Jardín de esa casa estaba repleto de una gran cantidad de especies frutales, vegetales y animales comestibles. Más que un jardín, era una clase de invernadero, un arca de Noé con una utilidad práctica diferente: Alimentar. Al llegar allí, Sirela se dio vuelta, sin antes refregarse los ojos, para mirar al joven y decirles unas palabras.

-Este era la huerta familiar. Mis abuelos la manejaban, pero los dueños eran mis tíos... -Al decir esto, se detiene y reflexiona -Si, es verdad, es mejor que no hable demasiado de ellos. Simplemente vayamos al grano y comencemos el entrenamiento. -Dijo con tono serio

La joven guerrera le da una espada al muchacho inexperto, y ambos inician la formación. Ella le va enseñando los movimientos básicos de defensa y ataque, mientras van moviendo sus armas en sincronía. Mientras ella ataca, él va imitando los movimientos que acaba de aprender, defendiéndose de forma que logra bloquear todos los ataques. Luego, ella deja que él haga el primer movimiento, pero a pesar de todos sus intentos, la guerrera es mucho más rápida que él, dejándolo tirado en el piso. Ella apunta su arma al cuellos del muchacho diciendo en tono burlón:

-Nada mal para un novato.

Sin embargo, el joven tiene el reflejo de patear con su pierna el brazo de la muchacha, tirando la espada al piso. Rápidamente la agarra y amenaza a Sirela posando la punta de ambas espadas en su cuello.

-¿Novato yo? - Dijo en tono aún más burlón.

-¡Bravo, bravo! -Exclamó sarcásticamente. -Has pasado al nivel 1. ¡A ver qué tal te va con alguien de nivel 20!

Terminada esa frase, agarra rápidamente un escudo cercano y golpea a "Simmerut" con este. El golpe fue tan fuerte que tiró ambas espadas al suelo.

-Ay, perdón, fue sin intención... ¿Estás bien?

-Si, sólo fue un golpe. ¡Auch!

Al ver que la noche caía, Sirela se preocupó. Sabía que esta noche, después de una semana de inactividad, los monstruos volverían a salir a la superficie.

Próximo capítulo

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